Denisse Guerra y Elizabeth Ayoroa consultoras en estrategias comunicacionales, dieron inició al taller, reconociendo que comunicacionalmente se ha hecho muy poco en relación a los trabajos de cuidado y, por tanto, la Plataforma Ciudadanía es pionera en este campo.
Luego de escuchar a las personas que participaron en el taller, anunció la presentación de una selección de campañas publicitaria. Dijo que todas eran muy parecidas entre sí, pero una aportaba con algo diferente y, pidió poner atención para detectar esa diferencia.
- Campaña1, La Villita, “Yo no trabajo”
Preguntan a cientos de hombres casados con amas de casa, ¿A qué se dedica tu mujer? La mayoría respondió lo mismo: “No hace nada” “No va a trabajar” “No trabaja”. Y una voz de fondo afirma “Menos mal que no trabaja”, pero las imágenes muestran el montón de cosas que hacen las mujeres “porque no trabajan”… todo el trabajo de cuidado que hacen las mujeres. Y al cierre, el mensaje: “La próxima vez que te pregunten a qué se dedica tu mujer, piensa, aunque sea un segundo en esas mujeres a las que se le va la vida en no trabajar”.
- Campaña 2: En busca de la corresponsabilidad
Van contando historias de mujeres para ejemplificar los datos sobre “responsabilidades familiares y domésticas”. Y detalla que “La mujer encuentra más barreras debido a que suelen recaer sobre ella las responsabilidades familiares. El 95% de las personas que no pueden plantearse buscar un trabajo porque tienen que encargarse de la familia, son mujeres. De las solicitudes de permiso laboral para cuidar personas dependientes el 85% son solicitadas por mujeres. Las mujeres también tienen que combinar trabajo con el cuidado de la familia, por lo que toman más trabajos de medio tiempo, tienen un salario menor y cobrarán a futuro una pensión menor. Todo eso está llevando a un empobrecimiento de la población femenina. El 70% de las abuelas mayores de 65 años ha cuidado o cuida a sus nietos mientras los padres trabajan. La desigualdad hace que estemos desaprovechando el talento de las mujeres. Es hora de plantearnos el lugar que queremos conceder a la conciliación en nuestra sociedad y cuál es nuestra responsabilidad. Y no se trata de ayudar a las mujeres, sino de poner en marcha políticas realistas e involucrarnos las personas, las empresas y las instituciones. No es asunto sólo de mujeres, es uno de los grandes retos del siglo XXI.”
- Campaña 3: “No me ayudes”
Campaña de Mr. Músculo… aparecen varias mujeres haciendo labores del hogar y diciendo: “Si ves que estoy cansada, no me ayudes”, “si ves que estoy ocupada, no me ayudes”, “cuando creas que me estás ayudando, no me ayudes”. Y en el cierre, el mensaje claro: “Porque cuando dices que ayudas estás asumiendo que es mi responsabilidad”, “no se trata de ayudar se trata de que sea compartido”, “hagámoslo juntos, cincuenta, cincuenta”.
- Campaña 4: La Villita, “Juntos lo hacemos mejor”
Comienza con un mensaje: “El cambio social comienza en el hogar”. Las mujeres van pidiendo a los hombres que cumplan con algunas tareas del hogar y reciben como respuesta: “uff… la lavadora?”, “es que esto de los platos no se me da”, “pero si tú planchas mucho mejor que yo”,
Las mujeres responden: “Claro, es que no tienen esa habilidad” “¿Acaso piensan que nosotras nacimos sabiendo?”, “Como todo en la vida, esto también puede aprenderse”.
Los hombres pasan a la “Escuela del Hogar”. Una escuela pensada para acabar con todo tipo de excusas. Y reciben entrenamiento para todo tipo de tareas: freír un huevo, sin miedo al sartén; aprender las funciones de la lavadora: “centrifuga de 0 a 100 en 3.2 segundos” “¿por dónde se pone la ropa?”; y deben pasar el examen del planchado de ropa; como usar la licuadora; mientras el profesor de la escuela los incentiva diciéndoles que demuestren que pueden. Termina con un mensaje: “¿Sabes que es lo mejor de esta escuela? Que no se necesita venir. Compartir las tareas del hogar es algo que se practica en casa. Porque el hogar no es deber de nadie, sino tarea de todos”
- Campaña 5: PMA igualdad en las responsabilidades del hogar
“Un momento compartido con la familia Ceballos en Ecuador”, se trata de un corto animado, que muestra la cotidianidad de la familia. La hijita Vero pasa el día en la casa de la abuelita y Julio (el padre) la recoge después de una dura jornada de trabajo. La abuela les regala una gallina. Julio y su hija alistan los alimentos para preparar la última comida del día. Cuando Alicia (la mamá) llega a casa, cansada de vender jugo de naranja bajo el sol o la lluvia, se suma a la preparación de la comida. Todos ayudan en la preparación de la comida. Carlos (el hijo) llega del colegio con pan del pueblo. Y van mostrando otras escenas con división de tareas para recoger la mesa, lavar los platos, etc. Termina con una invitación a los miembros de la familia a compartir juntos las tareas del hogar y construir un ambiente de armonía y bienestar.
Las campañas motivaron a la reflexión, las personas que participaron del taller, comentaron los mensajes, eligieron su campaña preferida. Y luego de un corto intercambio, Denisse Guerra, lingüista, especializada en comunicación institucional para los derechos humanos, inició una presentación sobre el Trabajo del Cuidado, “históricamente invisibilizado” y, que según afirmó en base a cálculos de algunas investigaciones, es “Equivalente a trabajo de 8 horas diarias sin remuneración”.
Dijo que en Bolivia 4.5 millones de personas requieren cuidados y que “Las mujeres bolivianas dedican cerca 7 horas a los trabajos de cuidado, la mitad de lo que dedican los hombres” y advirtió que cuando las mujeres asumen los trabajos de cuidado, renuncian a otros espacios como la educación, la salud, etc.
Luego habló de comunicación en sí, y refirió que “todos los videos que acabamos de ver son estrategias comunicacionales. Y sus objetivos eran: reconocer el trabajo de cuidado; mostrar el ahorro al estado, a la familia, y a las empresas; que solo las mujeres asuman el TC les priva de acceso a la salud, la educación y proyectos de vida; Llevar el debate de lo privado a lo público: y hacer cumplir o poner en debate la normativa vigente.
Luego de un breve intercambio de opiniones dio inicio a la segunda parte del taller y advirtió que “No hay ni modelo ni receta en cuanto a temas de comunicación, estamos explorando, estamos innovando, estamos promoviendo, estamos con ensayos piloto, con campañas nuevas, diferentes”.
Y detalló que están aplicando algunas metodologías relacionadas con la teoría del cambio para desarrollar la comunicación para el cambio del comportamiento. “Es una oportunidad de generar cambios colectivos en diferentes niveles, y sobre todo poder incidir a nivel público, porque es la única manera realmente de lograr un impacto grande y alcanzar una transformación, un cambio social, para lograr la corresponsabilidad de los trabajos del cuidado”
Dijo que la comunicación para la corresponsabilidad se propone visibilizar al cuidado desde el valor económico; promover el involucramiento y participación activa de los hombres; generar espacios de promoción del cuidado y corresponsabilidad, entre otros; y, además contribuir al cambio en la comunicación. “Lo que queremos ver es justamente el cambio social, desarrollar cambios importantes en este contexto, partir de una falta de compromiso, falta de empatía hacia las mujeres y pasar a un ambiente de una cultura de respeto, una cultura de cuidados, de cuidados de la vida, de cuidados del hogar, de cuidados en todos los sentidos y en todos los quehaceres de la vida cotidiana y pública”.
Realizó una detallada explicación sobre los pasos que debe seguir una estrategia de comunicación y el cambio social, desde la definición de los y las interlocutoras (público) y dijo que “Dependiendo del nivel, podemos trabajar con decisores, autoridades, líderes en general, que influyen, que definen, que toman decisiones sobre el destino del país en políticas públicas, sociales, económicas”.
Dijo que la sociedad civil es un espacio muy amplio y diverso por lo que es importante buscar líderes de opinión, líderes comunitarios, personas que puedan hacer de puente por su capacidad de influencia, por su credibilidad, por su prestigio entre sus pares, y centrarse en las familias que es donde se puede ejercer la corresponsabilidad del cuidado.
“No descuidar que una estrategia de comunicación, así como ve lo colectivo, ve también lo individual. Y lo individual es importante porque ahí precisamos los quehaceres, los pensares, los sentires”. Aclaró que teniendo claro la corresponsabilidad del trabajo de cuidado, se puede construir los mensajes.
Recalcó que la teoría del cambio aplicada a la comunicación se ha usado en muchos campos. En temas de salud se ha trabajado justamente para cambiar prácticas y comportamientos nocivos para la salud. Por ejemplo en la nutrición, para promover la lactancia materna, seguridad alimentaria. “Ahora lo vemos como muy lejano, pero es muy factible. Se han adoptado un conjunto de prácticas adecuadas, obviamente para mejorar la calidad de vida de las personas, desde estas estrategias comunicacionales, desde este enfoque de la teoría del cambio”, puntualizó.
Luego de las exposiciones, organizaron grupos para analizar las campañas presentadas al iniciar el taller, tomando en cuenta las siguientes interrogantes: ¿Visibiliza el trabajo de cuidado o refuerza los estereotipos de género? ¿Usa un lenguaje inclusivo? ¿Apela a la corresponsabilidad familiar, social o estatal? ¿Qué mensajes deja la publicidad?
- Grupo 1:
Eligió el video de la familia Ceballos, como la propuesta diferente, porque “muestra una situación deseable, sin confrontaciones, no habla de las diferencias sino de lo que se desearía. El resto de videos muestran la polaridad”. Y se inclinó por la campaña “No me ayudes” porque hace explícito el tema de la corresponsabilidad.
En opinión de una parte del grupo la campaña de la Escuela de Padres “refuerza los estereotipos”.
- Grupo 2:
No llegó, hemos llegado a consensos, pero una mayoría eligió las campañas “No me ayudes” y “Yo no trabajo” como las más impactantes.
- Grupo 3:
Eligió la Escuela de Hombres como la campaña diferente, centrada exclusivamente en los hombres y porque aporta romper los estereotipos que rigen en la división de las tareas del hogar. La campaña “No me ayudes” cuestiona tanto a hombres como a mujeres, pero causa impacto por sus mensajes directos, y la campaña “Yo no trabajo” fue evaluada positivamente por su interpelación a los estereotipos de género y su cuestionamiento a la desvalorización de los trabajos de cuidado.